A la hora de mantener un pelo sano y fuerte, ser capaces de elegir un champú que cubra las necesidades de nuestro cabello es un factor de una importancia clave.
Aunque la utilidad principal de un champú es, a grandes rasgos, el cuidado y la limpieza del pelo mediante surfactantes que eliminen el exceso de grasa, cada cabello es un mundo. Por ello, es lógico que exista una amplia variedad de artículos capaces de cubrir las necesidades de cada persona. Champús para cabellos grasos, secos, lisos, rizados… la lista sigue, y a esta se le deben añadir otros productos como acondicionadores y mascarillas.
No es solo la eficacia de estos artículos a la hora de cumplir con los objetivos para los que fueron diseñados lo que decide que el consumidor se fije en ellos y los convierta en productos habituales en su lista de la compra. Existe otra razón de peso capaz de despertar una respuesta emocional que puede resultar decisiva a la hora de que un cliente se decante por una marca u otra: su fragancia.
Breve historia del champú
Si bien la historia del champú, como el producto que conocemos hoy en día, puede considerarse relativamente reciente, la historia del cuidado del cabello en sí es muy extensa, remontándose, como poco, hasta el antiguo Egipto.
Aceites de oliva, almendras y sésamo eran utilizados por los egipcios para crear diversos productos para el cabello, que se lavaban y perfumaban utilizando jugos de frutas cítricas y agua. Era también común que acondicionaran su pelo a partir de productos fabricados con aceites esenciales de plantas y grasas animales.
Pero más importantes que estas aportaciones resultarían las de la India, hasta el punto de ser de allí de donde proviene la palabra “champú”, que deriva del hindi chāmpo, cuyo significado es presionar o masajear.
En la India, el cuidado del cabello es una costumbre que ha estado presente durante cientos de años. La gente hervía una mezcla de hierbas y frutos con el objetivo de aplicarlos en el cabello. Entre estos frutos se encuentran las nueces de lavado, que gracias a la gran cantidad de saponina que presentan, resultan ser de los detergentes naturales más eficaces. En muchas casas en la India, se sigue practicando todavía la costumbre de secar ciertas hojas, frutos y flores, haciendo a partir de ellas un preparado natural con el que lavar el pelo.
Con el paso del tiempo, el comercio entre la India y Europa se fue haciendo cada vez más habitual, lo que supuso que el uso de múltiples productos y técnicas para el cuidado del cabello se fueran abriendo paso por todo el mundo occidental.
Sería en la primera mitad del siglo XX cuando aparecieran los primeros champús líquidos, que marcarían el camino hasta llegar al estado actual de la industria, en el que el cuidado del cabello se ha convertido en toda una experiencia multisensorial.
La importancia de las fragancias en champús y acondicionadores
Es innegable la importancia que otorgamos a las fragancias de los diferentes productos para el cabello que existen en la actualidad. No hay elemento capaz de distinguir más a un champú de su competencia que un aroma que se integre perfectamente en el producto, potenciando sus características.
Capaces de despertar poderosas sensaciones en los consumidores, las fragancias se han convertido en una de las principales razones que nos llevan a elegir un artículo por encima de otro, ya que los estímulos sensoriales que despiertan sus notas olfativas, inundando el aire al entrar en contacto con el agua, nos hacen relacionar esos productos de forma directa con nuestra salud y bienestar.
En la actualidad resultan especialmente populares los aromas exóticos y frutales (coco, kiwi, papaya, fruta de la pasión…), siendo también común encontrar champús en los que predominan las notas florales.
Desarrollo de fragancias para el cuidado del cabello
En Destilerías Muñoz Gálvez desarrollamos fragancias sofisticadas y duraderas para su integración en productos para el cuidado del cabello.
Nuestra amplia experiencia nos permite adaptarnos de manera personalizada a las necesidades y características de cada proyecto, trabajando solo con materias de calidad respetuosas con nuestro cuero cabelludo.
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